Desgraciadamente y a día de hoy no podemos hablar de que haya una respuesta definitiva sobre el origen de la depresión. No obstante todos los indicios apuntan a que la depresión es fruto de la co-existencia de determinados factores tanto orgánicos como es un déficit de serotonina (una sustancia cerebral involucrada en la transmisión de los impulsos nerviosos de nuestro cerebro y por tanto en nuestra conducta), como ambientales, esto es la reacción comportamental a diferentes eventos vitales traumáticos.


También sabemos que hay factores que predisponen o nos protegen de este trastorno. Estos factores  pueden ser personales, culturales, del entorno, de aprendizaje, de pautas con las que nos hemos educado y que vamos desarrollando a lo largo de toda nuestra vida.


Factores predisponentes

Estos factores hacen referencia a aquellas características que pueden facilitar que una persona en un momento de su vida puede desarrollar una depresión mientras que otras personas en similares circunstancias no desarrollarían el trastorno. Los más habituales son:


  • Antecedentes psicopatológicos familiares, si en nuestra familia más directa existen antecedentes de depresión aumenta la probabilidad de sufrirla.
  • Antecedentes personales de depresión, si en nuestro pasado hemos sufrido episodios depresivos, es más probable que volvamos a padecerla, ya que en muchas personas estos procesos son recurrentes.
  • Bajo nivel de autoestima, El no tener una buena relación consigo mismas y una valoración personal  positiva se convierte en un factor fundamental para padecer depresión.
  • Patrones de pensamientos tendentes a la culpabilización personal estables y continuados en el tiempo.
  • Bajo nivel de habilidades sociales y asertividad, El no tener una vida social desarrollada y una red de contactos estables es un factor de riesgo importante.
  • Patrones de pensamientos negativos que hacen interpretar la realidad de manera pesimista.

Estos factores por si solos no conducen al desarrollo de una depresión, pero son el caldo de cultivo que pueden facilitarla, por lo que poder cambiar estas circunstancias antes mencionadas nos ayudarán como factores protectores ante eventos traumáticos susceptibles de desarrollar depresión.

Por otro lado, hay factores que pueden ser protectores a la hora de desarrollar una depresión, es decir, nos ayudan a superar eventos traumáticos disminuyendo la posibilidad de que éstos nos lleven a desarrollar el trastorno, entre los más significativos encontramos:


  • Ausencia de antecedentes psicopatológicos familiares y ausencia de procesos depresivos previos.
  • Buen nivel de autoestima o como mínimo una valoración personal positiva.
  • Haber desarrollado unas buenas habilidades sociales, teniendo una red de contactos cercana y en la que poder apoyarse.
  • El desarrollo de una percepción de capacidad personal para controlar las situaciones mediante el comportamiento propio.
  • Actitud optimista ante los hechos, desarrollando la capacidad de adaptarse a los hechos aunque estos no sean positivos.
  • Desarrollo de la capacidad para valorar la responsabilidad personal en el desarrollo de situaciones negativas, ni culpabilizarse.


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