Puede la cocina ser parte de un programa de terapia? Aprende que habilidades se desarrollan con la cocina y los aspectos en que nos ayuda cocinar.

En los ultimos años han proliferado en la televisión programas de cocina, formato "reality show", en los que los participantes ya sean cocineros y cocineras amateur, profesionales, hijos con madres, niños..., pujan por un premio. En estos programas se ponen de manifiesto actitudes como la competitividad, el perfeccionismo, la inseguridad en los participantes mientras que los jueces en ocasiones, utilizan las descalificaciones, el castigo o el reproche para valorar los platos de los concursantes. Desde esta perspectiva la cocina se convierte en una actividad desagradable e incómoda.

Desde una perespectiva más terapeútica, la cocina se puede convertir en una actividad agradable que nos ayuda a desarrollar determinadas habilidades personales positivas que podemos poner en práctica en otras situaciones de nuestra vida.

Las actividades culinarias desarrollan la paciencia, la conciencia sensorial, el aprendizaje, la creatividad, la organización y consecución de metas, la resolución de problemas y la toma de decisiones, la memoria y la relajación.

Habilidades que desarrollamos al cocinar.


  • Paciencia: cocinar necesita de paciencia, elaborar cualquier plato lleva su tiempo. Por mucho que queramos correr cada alimento tiene un tiempo de preparación que tendremos que respetar para llegar al resultado esperado.

  • Conciencia sensorial: Al elaborar un plato nuestros sentidos se activan, cocinamos con la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oido. Cuando cocinamos nos valemos de los sentidos, probamos el plato mientras lo hacemos para ver como está saliendo por si necesitamos hacer rectificaciones, utilizamos señales acústicas que nos informan de cuando ha acabado un proceso, el tacto nos indica las temperaturas etc.

padre hijo cocinando

  • Aprendizaje: A cocinar se aprende desde pequeño, es un conocimiento que heredamos de nuestras familias, nos fijamos en como nuestras madres y abuelas (son generalmente ellas las encargadas de esta actividad) cocinan y elaboran los alimentos. Ella nos invitaban a ayudarles en la preparación, nos convertíamos en sus "pinches de cocina" y así comenzabamos a reconocer los ingredientes, nos ponían en contacto con ellos. De estas experiencias tanto personales como por imitación de sus conductas, aprendimos a alimentarnos e interiorizamos esta actividad cotidiana como un conocimiento más de nuestra vida.
  • Creatividad: La cocina es creativa, necesitamos poner todo nuestro capital creativo en la construcción del plato para poder hacer de los ingredientes un producto final agradable y satisfactorio.
  • Organizacion y consecucion de metas: Para crear un plato necesitamos organización, tanto a nivel físico como a nivel mental, por un lado tenemos que tener presente  y disponibles los ingredientes y por otro lado necesitamos organizar las fases de la receta en nuestra mente, saber qué y cuándo hay que hacer cada cosa, estableciendo metas intermedias para conseguir el resultado final.
  • Resolucion de problemas y toma de decisiones: No siempre las cosas salen como esperamos en la cocina, pueden surgir problemas o imprevistos que demandan una solución. En estos casos, generamos posibles soluciones, las analizamos y evaluamos para tomar una decisión que pueda solventar el contratiempo.
  • Memoria: Cocinar supone el desarrollo de la memoria. Al hacer un plato, necesitamos acceder a nuestro conocimiento culinario, ya sea en forma de recetas almacenadas en nuestra memoria o conocimientos sobre sabores, texturas, formas y colores. Esto nos ayuda a fortalecer la memoria y los procesos cognitivos de recuperación de información.
  • Relajación: La cocina, puede ser una actividad relajante, en la medida en que nos centramos en la tarea, todas aquellas preocupaciones tienden a desaparecer, focalizamos nuestra atención en los pasos y fases a realizar para la elaboración bloqueando el acceso a otros asuntos  a nuestra mente.

 En las terapias, nos apoyamos en tareas de creación para la expresión emocional, normalmente usamos la escritura, la pintura, la música que son actividades creativas que canalizan nuestras emociones, las ponen en orden y ayudan a gestionarlas. La cocina para aquellas personas que no se sienten cómodas en estas otras actividades creativas, puede ser una técnica eficaz de gestión emocional, ya que al fin y al cabo supone una comunicación de nuestros sentimientos y nuestra manera de ser, sin duda todos nuestros platos llevan un poquito de nosotros mismos.