Los traumas son experiencias impactantes que pueden tener consecuencias significativas en la vida de una persona. Un trauma puede definirse como cualquier suceso que amenaza la integridad física o emocional de un individuo y que lo hace sentir indefenso, desamparado o en peligro. Algunos ejemplos de traumas pueden incluir: accidentes, desastres naturales, agresiones sexuales, violencia doméstica, abusos infantiles. Incluso eventos más pequeños, como la intimidación o el rechazo en la infancia, pueden tener un impacto significativo en nuestro bienestar emocional a largo plazo.

Es importante señalar que cada persona reacciona de manera diferente ante un trauma y que no todas las personas experimentan las mismas secuelas. Sin embargo, cuando un trauma no se aborda adecuadamente, puede generar síntomas físicos y emocionales que pueden perdurar en el tiempo y afectar negativamente la calidad de vida de una persona.

En este artículo, nos enfocaremos en las características de un trauma no superado. Reconocer y abordar estas características es fundamental para poder iniciar un proceso de recuperación y sanación.

¿Qué es un trauma?

El trauma se refiere a una experiencia emocionalmente abrumadora o impactante que desafía nuestra capacidad para procesarla y recuperarnos de ella. Puede ser el resultado de eventos únicos y catastróficos, como un accidente automovilístico, un desastre natural o un acto de violencia, o puede ser el resultado de una serie de experiencias más pequeñas pero igualmente dañinas, como la negligencia emocional o la exposición a diferentes tipos de violencias.

La respuesta al trauma varía de persona a persona, y no todas las personas que experimentan eventos traumáticos desarrollarán síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) o tendrán dificultades para recuperarse. Sin embargo, cuando el trauma no se procesa adecuadamente, puede tener un impacto duradero en nuestra vida y en nuestro bienestar emocional y psicológico.

Recordemos que cada persona experimenta el trauma de manera diferente, y lo que puede ser traumático para una persona puede no serlo para otra. Además, la definición de trauma puede variar según el contexto cultural y social. Por ejemplo, lo que puede considerarse un trauma en una cultura puede no serlo en otra.

Tipos de traumas

El trauma no es una experiencia única sino que existen diferentes tipos de traumas. Algunos de los tipos de trauma más comunes incluyen:

Trauma agudo: Este tipo de trauma ocurre como resultado de un evento único y catastrófico, como un accidente automovilístico, un desastre natural o un acto de violencia. Puede desencadenar una respuesta emocional inmediata, como miedo intenso, shock o negación.

Trauma complejo: Este tipo de trauma se refiere a la exposición a experiencias traumáticas repetidas o prolongadas, como abuso emocional o físico, negligencia o violencia. Puede tener un impacto duradero en la capacidad de la persona para regular sus emociones y relaciones interpersonales.

Trauma intergeneracional: Este tipo de trauma se transmite de una generación a otra a través de patrones de comportamiento, creencias y valores familiares. Puede ser el resultado de eventos traumáticos en el pasado de la familia, como la guerra o el abuso, y puede manifestarse en dificultades emocionales y relacionales en la generación actual.

Trauma vicario: Este tipo de trauma se refiere a la exposición indirecta a la experiencia traumática de otra persona, como los testigos de accidentes o de violencia ejercida contra otros. Puede desencadenar síntomas similares a los del trauma directo, como ansiedad, depresión y estrés postraumático.

Características de un trauma no superado

Un trauma no superado puede afectar a una persona de muchas maneras diferentes, dependiendo del tipo de trauma que haya experimentado. Sin embargo, hay algunas características comunes que pueden indicar que alguien está lidiando con un trauma no superado.

Síntomas físicos y emocionales

Los traumas no superados pueden manifestarse en una amplia variedad de síntomas físicos y emocionales.

Ansiedad: La ansiedad es una respuesta natural al estrés, pero las personas con traumas no superados pueden experimentar una ansiedad constante o excesiva que interfiere en su vida diaria.

Depresión: La depresión es otro síntoma común de un trauma no superado. Las personas pueden sentirse tristes, sin esperanza o sin interés en las actividades que antes disfrutaban.

Dolores físicos: Los traumas también pueden manifestarse en forma de dolores físicos inexplicables, como dolores de cabeza, dolor de espalda o dolores de estómago.

Hipervigilancia: Las personas pueden sentirse constantemente en alerta y tener dificultades para relajarse.

Reexperimentación: Las personas pueden tener flashbacks, pesadillas o recuerdos intrusivos del trauma.


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Problemas de sueño y alimentación

Cuando una persona ha experimentado un trauma y este no ha sido superado, es común que sufra problemas de sueño y alimentación. El insomnio, el sueño interrumpido o demasiado ligero y las pesadillas son algunos de los trastornos del sueño que pueden aparecer. Además, las personas que han sufrido traumas también pueden experimentar cambios en sus patrones de alimentación, como la pérdida de apetito o el aumento en el consumo de alimentos poco saludables.

Estos síntomas se deben a que los traumas pueden afectar a la regulación del sistema nervioso autónomo, lo que a su vez afecta la producción de hormonas y neurotransmisores relacionados con el sueño y la alimentación. El estrés crónico también puede afectar la producción de hormonas del sueño, como la melatonina, y puede aumentar la producción de cortisol, una hormona del estrés que afecta la regulación del apetito.

Dificultades en las relaciones interpersonales

Otra característica común de un trauma no superado son las dificultades en las relaciones interpersonales. Después de un trauma, la confianza y la capacidad de establecer vínculos pueden verse seriamente afectadas. Puede ser difícil confiar en los demás y puede haber una tendencia a aislarse socialmente.

Además, el individuo puede tener dificultades para establecer límites saludables en sus relaciones, ya sea permitiendo que otros los crucen o estableciéndolos de manera demasiado rígida. También pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos y necesidades, lo que puede llevar a conflictos y malentendidos.

Por otro lado, algunas personas pueden experimentar una necesidad excesiva de control en sus relaciones interpersonales. Esto puede ser una forma de protegerse del dolor emocional o de la posibilidad de sufrir otro trauma, pero puede resultar en relaciones poco saludables y poco satisfactorias.

Sentimientos de culpa y vergüenza

Los traumas no superados también pueden provocar sentimientos intensos de culpa y vergüenza. Las personas que han experimentado un trauma pueden sentirse culpables por lo que sucedió, incluso si no tuvieron control sobre la situación. También pueden experimentar vergüenza por no haber podido evitar el trauma o por las consecuencias que ha tenido en su vida.

Estos sentimientos pueden ser especialmente intensos si el trauma involucró algún tipo de abuso o violencia. Las personas pueden sentir que de alguna manera fueron responsables de lo que sucedió, incluso si esto no es cierto. La vergüenza puede llevar a las personas a sentirse aisladas y desconectadas de los demás, lo que puede empeorar los síntomas del trauma.

Es importante recordar que la culpa y la vergüenza no son necesarias ni útiles para la recuperación del trauma. Es importante trabajar para superar estos sentimientos y comprender que el trauma no fue culpa de la persona afectada.

Evitación y aislamiento social

La evitación y el aislamiento social son dos de las características más comunes en las personas que sufren de traumas no superados. Es común que estas personas eviten ciertas situaciones, personas o lugares que puedan desencadenar recuerdos dolorosos del trauma.

Además, el aislamiento social también es común en aquellos que han sufrido traumas no superados. Pueden sentir que nadie puede entender lo que han pasado y se sienten solos en su sufrimiento. También pueden tener dificultades para confiar en los demás y temer ser rechazados o juzgados.

Es importante señalar que el aislamiento social puede empeorar los síntomas del trauma y hacer más difícil su recuperación. A menudo, las personas que han sufrido traumas no superados necesitan apoyo y ayuda para superar el aislamiento y volver a conectarse con los demás.

Problemas en el desempeño laboral o académico

Cuando una persona ha experimentado un trauma no resuelto, puede resultarle difícil concentrarse y desempeñarse de manera efectiva en el trabajo o en los estudios. La intrusión de pensamientos y recuerdos traumáticos puede afectar la capacidad de la persona para procesar información y tomar decisiones. Además, la fatiga y el agotamiento emocional pueden hacer que la persona pierda interés en sus actividades y disminuya su rendimiento en el trabajo o en la escuela.

En algunos casos, las personas pueden sentirse tan abrumadas por los síntomas de su trauma no resuelto que se ven obligadas a abandonar sus estudios o su trabajo. Esto puede aumentar la sensación de aislamiento y la dificultad para recuperar la confianza en sí mismos. Además, la pérdida económica y la incertidumbre sobre el futuro pueden generar aún más estrés y ansiedad.

Comportamientos adictivos

Cuando una persona experimenta un trauma no resuelto, también puede recurrir a comportamientos adictivos para lidiar con su dolor emocional. Los comportamientos adictivos pueden incluir el consumo de drogas, el alcoholismo, la adicción al juego, el sexo, el trabajo, la comida, el ejercicio, entre otros.

A menudo, las personas que experimentan traumas no resueltos usan estos comportamientos adictivos como una forma de escapar de sus emociones abrumadoras y dolorosas. Sin embargo, estos comportamientos pueden ser contraproducentes y aumentar el dolor emocional a largo plazo.

La adicción también puede afectar la vida de la persona de muchas maneras. Puede afectar su salud física y mental, sus relaciones interpersonales, su capacidad para mantener un trabajo o tener éxito académico, y su capacidad para cumplir con sus responsabilidades diarias.

Tratamientos psicológicos eficaces para el  trauma

Existen diferentes enfoques terapéuticos que han demostrado ser efectivos para tratar traumas no superados. A continuación, se describen algunos de los más comunes:

Terapia cognitivo-conductual (TCC): Esta terapia se enfoca en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales que están contribuyendo al trauma no superado. La TCC puede incluir técnicas como la exposición prolongada, que ayuda al paciente a confrontar sus temores y recuerdos traumáticos de manera controlada y segura.

Terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR): Esta terapia utiliza movimientos oculares y otras formas de estimulación sensorial para ayudar a los pacientes a procesar y superar los recuerdos traumáticos. A menudo se combina con la TCC para obtener mejores resultados.

Terapia de aceptación y compromiso (ACT): La ACT se enfoca en ayudar al paciente a aceptar sus experiencias traumáticas sin juicio y a comprometerse con los valores y objetivos importantes de su vida. Esta terapia se enfoca en la aceptación y el cambio de comportamientos en lugar de tratar de controlar los pensamientos y emociones del paciente.

Terapia psicodinámica: Esta terapia se enfoca en identificar y explorar los patrones de pensamiento y comportamiento que se originan en la infancia y que están contribuyendo al trauma no superado. A menudo se utiliza para tratar traumas complejos o de larga duración.

Es importante señalar que cada persona es única y que no hay una única forma "correcta" de superar un trauma. Es posible que una combinación de enfoques terapéuticos sea necesaria para lograr el mejor resultado. Es importante buscar la ayuda de un profesional de la salud mental capacitado y de confianza para abordar y superar un trauma no superado.

En resumen, los traumas no superados pueden tener un impacto significativo en la vida de una persona, tanto a nivel emocional como físico, y pueden afectar su capacidad para relacionarse con los demás y llevar una vida plena. Es importante reconocer los síntomas de un trauma no superado y buscar ayuda profesional para abordar el problema

Los tratamientos psicológicos eficaces, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia de exposición, pueden ayudar a las personas a superar los traumas y a recuperar el control de sus vidas. Además, la terapia online se ha convertido en una alternativa eficaz para aquellas personas que prefieren la comodidad y flexibilidad que ofrece este tipo de terapia.

Es fundamental que las personas comprendan que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía y fortaleza. Tomar la decisión de abordar un trauma no superado puede ser el primer paso hacia una vida más plena y satisfactoria.

Reconocer y abordar los traumas no superados es esencial para la salud mental y emocional de una persona.