Somos seres sociales, hasta aquí no descubro nada nuevo, desde el mismo momento en que nacemos necesitamos crear vínculos con nuestros padres y familia, posteriormente con nuestros iguales creando relaciones de amistad para más tarde crear relaciones de pareja.

Aun siendo una necesidad prioritaria para el ser humano, las relaciones no siempre son sencillas ni fáciles de mantener. Las relaciones, entendidas como entidades diferentes a las personas que la integran, deben ser cuidadas y alimentadas como si de un organismo vivo se tratase. Desgraciadamente no existe una "fórmula mágica" o receta que podamos aplicar para asegurarnos el éxito en nuestras relaciones de pareja.

No obstante hay aspectos que debemos desarrollar si queremos tener una relación de pareja sana que nos aporte satisfacción y felicidad.

Voluntariedad


El formar parte de una pareja es voluntario, es una decisión personal que tomamos en un momento dado de nuestras vidas, decidimos unirnos emocionalmente a una persona que consideramos el o la compañera ideal. Ahora bien esta voluntariedad debe ser un continuo en la relación ya que el que es libre para estar con otro también lo es para dejar de estarlo. Tener esta idea presente nos ayuda a cuidar la relación y a cuidar del otro.

Este concepto también incluye las cosas que hacemos por el otro desde la libertad. Si algo hacemos por nuestra pareja debe ser voluntario, por ejemplo, mi pareja quiere ir a un concierto y le gustaría que le acompañara. Es decir, de todas las personas que conoce quiere que sea yo quien comparta esto con ella. Es posible que a mi el grupo no me guste mucho, pero si pongo en relevancia su deseo de que sea yo la persona que comparta con ella esa experiencia importante, es muy posible que quiera acompañarla.


Respeto por la individualidad


Antes de ser pareja somos personas con nuestros gustos, creencias, valores, necesidades y que nos siempre van a poder coincidir con las de la persona que tenemos al lado. Esto puede ser una fuente de conflictos si nos ponemos en la actitud en la que uno gana y el otro pierde, actitud en la cual no respetamos al otro en lo que es, ni en lo que siente ni en lo que necesita.

Para poder respetar al otro hay que aceptar y comprender las diferencias no como algo negativo y que nos separa, si no como algo que me ayuda a conocer a la persona con la que comparto mi vida. Esto no significa que tenga que estar de acuerdo en todo, si algo me hace sentir molesto o mal tengo derecho a decírselo a mi pareja y decirle que es lo que me gustaría o que cambios en su comportamiento desearía, pero el cambio es voluntad del otro y como tal tengo que entenderlo, lo que a mi me gustaría no puedo convertirlo en una exigencia.


Transigencia



Este pilar se deriva directamente del anterior, cuando yo acepto al otro y le respeto entonces transijo en aspectos que aunque para mi pueden ser equivocados, para el otro son importantes. Para poder transigir es necesario aceptar (nuevamente) que el otro es diferente a mi y que debe tener su espacio de libertad para poder ser él mismo. La transigencia supone el darle una perspectiva real a los aspectos que nos separan. Muchas veces contestando a la siguiente pregunta: ¿ Esto en realidad tiene tanta importancia como para entrar en un conflicto o soy capaz de tolerar esto sin que suponga un escollo en la relación? nos damos cuenta de que tenemos capacidad para tolerar y transigir.

Unida a la transigencia también debemos desarrollar la indulgencia, que aunque solemos utilizar esta palabra en tono peyorativo, su significado es el siguiente: "Actitud o tendencia de la persona que tiene especial facilidad para perdonar las ofensas, o castigarlas con benevolencia, y para juzgar sin severidad los errores de los demás". El que seamos el juez más implacable de nuestra pareja nunca ayudará en la relación.

Compartir


No confundamos el compartir tiempo con compartir espacio. Muchas veces las parejas están en el mismo espacio pero no están compartiendo nada más allá. Es cierto que en nuestra vida actual tenemos muchas obligaciones y apenas tenemos tiempo para estar con el otro. Trabajamos y cuando llegamos a casa comienzan las obligaciones domésticas, apenas tenemos tiempo para nuestras parejas y cuando compartimos tiempo siempre suele ser realizando otra actividad, ya sea cenando, viendo la tele, etc.

El compartir en pareja tiene que ir más allá, tiene una dimensión mucho más global. El compartir experiencias, sentimientos tanto de pareja como personales, el compartir valores, preocupaciones y temores. En definitiva estar el uno con el otro, siendo eso lo único que tiene importancia en ese momento, esto es lo que le otorga calidad al tiempo compartido.

Comunicación


Aquí esta el caballo de batalla de muchas parejas, la falta de comunicación. Comunicarse no es solamente hablar o dar información, es un proceso mucho más amplio en el que se involucran las emociones y la disposición personal para querer entender al otro.

La comunicación parte del que habla y del que escucha. Para que haya una buena comunicación hace falta que el que hable sea capaz de emitir un mensaje eficaz y que se exprese de forma clara y por parte del que escucha es necesario que practique la escucha activa, esto es la habilidad para para encontrar respuestas a las siguientes preguntas: ¿cuál es el mensaje que me quiere transmitir mi pareja? ¿Qué es lo que siente? ¿porqué se siente como se siente?, es decir tener la capacidad de ir más allá del lenguaje hablado, es entender las emociones y los pensamientos que subyacen al mensaje que nos da el otro. En pocas palabras poner a funcionar nuestra empatía y para esto como decíamos antes es necesaria esa disposición para querer entender al otro no solo en lo que dice sino en lo que siente.


Refuerzo


Entendemos el reforzamiento como las gratificaciones que damos a los demás. Cuando empezamos con nuestras parejas las gratificaciones que les damos son muchas y variadas, desde un halago, una caricia incluso en algunos casos, poemas o cartas de amor diciéndole la importancia que tiene para nosotros. Desgraciadamente al paso de los años vamos perdiendo esta buena costumbre. Con esto no digo que haya que "cantar una serenata" todos los días a nuestra pareja, pero seguir reforzando al otro es muy importante.

Los mayores refuerzos para los adultos son que nos presten atención y que nos den nuestras de reconocimiento. Por tanto un "gracias por acercarme al trabajo", "la comida está riquísima", demuestran que reconocemos el esfuerzo del otro y que se lo agradecemos. Un pequeño gesto que nos reportará grandes beneficios en la relación.

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