¿Qué es un ataque de pánico nocturno?

El ataque de pánico nocturno es lo que conocemos como un ataque de pánico o ansiedad, que se produce mientras la persona está durmiendo, despertándola con los síntomas característicos del mismo. Por lo que podemos decir que su naturaleza es la misma que la de un ataque de pánico, solo que lo único que cambia es el momento en el que aparece: mientras estamos durmiendo, tanto al inicio del sueño, como a lo largo del mismo y al final.

¿Cómo se manifiesta un ataque de pánico nocturno?

El ataque de pánico, por tanto, es un despertar repentino en un estado de miedo intenso e incomodidad que va acompañado de síntomas fisiológicos y cognitivos (pensamientos) iguales o similares a los de un ataque de pánico, solo que los ataques de pánico nocturnos se producen de forma espontánea e impredecible.

Algunos de los síntomas fisiológicos son:

  • Taquicardia.
  • Dificultades para respirar.
  • Sudoración.
  • Sensación de ahogo.
  • Dolor o malestar torácico.
  • Vértigos.
  • Inestabilidad.

Los síntomas cognitivos más comunes son:

  • Miedo a morir.
  • Sensación de estar volviéndose loco/a.
  • Miedo a perder el control.


¿Quién puede padecer un ataque de pánico por la noche?

Las personas que tienen ataques de pánico durante el día tienen más probabilidades de experimentar ataques de pánico nocturnos. Las personas que tienen una gran presión psicológica y emocional con altos niveles de estrés o que han vivido un evento traumático, son más propensas a padecer un ataque de ansiedad por la noche.

Un alto porcentaje de personas con trastorno de pánico experimentan ataques de pánico nocturnos también. Además, se ha visto que las personas que tienen los ataques nocturnos, muestran más miedo a los síntomas del pánico, un número mayor de síntomas somáticos de un ataque de ansiedad y suelen tener antecedentes de otras psicopatologías.

Como se ha podido observar en múltiples estudios, existe una comorbilidad con trastornos depresivos, además de que parece que la agorafobia favorece estos ataques. Por lo que, podemos decir que las personas que experimentan ataques de pánico nocturnos tienden a tener más síntomas depresivos y psiquiátricos.

Las personas que tienen ataques de pánico nocturnos tienen más dificultades de conciliar el sueño, y problemas comunes del sueño.

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Ataque de pánico por razones médicas o psicológicas

Según la literatura, los factores genéticos pueden jugar un papel muy importante, a pesar de que el trastorno de pánico puede aparecer sin ningún antecedente familiar. Parece ser que los factores biológicos podrían ser un aspecto crucial en los ataques de ansiedad nocturnos, puesto que tienen componentes neurofisiológicos.

Esto es así puesto que existe una disfunción en el sistema nervioso autónomo. Por otro lado, los factores psicológicos (cognitivos) pueden ser un estímulo inicial para los ataques de pánico diurnos. Factores como el estrés, cambios importantes en la vida o un suceso traumático entre otros, pueden provocar ataques de ansiedad nocturnos.

Se ha podido observar que los ataques de pánico nocturnos tienen una fuerte conexión con síntomas respiratorios. La apnea supone un mayor peligro para el ataque de pánico nocturno.

Por otro lado, encontramos otras patologías que tienen conexión con estos ataques, como el hipotiroidismo o hipertiroidismo, y el reflujo.

¿Cómo gestionar un ataque de pánico nocturno?

  • Cuando acabas de tener un ataque de pánico mientras duermes, la probabilidad de volver a conciliar el sueño es muy baja. Siempre está la opción de intentarlo, pero no alargues el intento en el tiempo, porque lo único que traerá será frustración. Levántate, sal de la cama, lávate la cara, bebe un vaso de agua, haz cualquier tarea que no sea estimulante como ordenar algo, cepillarte los dientes… en definitiva, cualquier actividad que no mantenga nuestro cerebro activo ni requiera un nivel de concentración alto.
  • Aprender a relajarse es el primer paso cuando hablamos de ansiedad. Poner en marcha/aprender técnicas de relajación para tanto el momento en el que sufrimos un ataque de pánico como a la hora de dormir. La respiración consciente también puede ser de gran ayuda.

  • Debemos de trabajar el pánico. La mejor respuesta es aquella que se basa en la aceptación y observación de uno/a mismo/a. Debemos averiguar el origen de nuestros problemas emocionales o preocupaciones. En definitiva, el origen de la ansiedad.
  • Lo ideal es gestionar el mundo emocional de la mano de un/a profesional de la salud mental, que nos pueda proporcionar/enseñar técnicas o herramientas personales de afrontamiento. Como ha demostrado la literatura empírica, la terapia psicológica online está recomendada para el tratamiento de la ansiedad, y por lo tanto es una buena opción para el tratamiento de los ataques de pánico nocturnos.
  • La actividad física es un buen regulador de la ansiedad. Llevar una vida activa ayuda a regular la ansiedad. Además, si la actividad física es en la naturaleza, tendrá más poder regulador. Cualquier actividad que implique conexión con la naturaleza, es una actividad relajante.



Referencias bibliográficas

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