El 10 de septiembre es el día internacional para la prevención del suicidio. Un tema que en nuestra sociedad sigue siendo un tabú y donde no existe un plan nacional para la prevención del suicidio a pesar de que en nuestro país hay una media de 10 suicidios diarios.

Los datos estadísticos son desalentadores Según el INE fueron 3671 en el año 2019, pero sabemos que la pandemia ha deteriorado la salud mental de la población y la dramática expectativa es que los datos vayan en aumento, en los que ya estamos viendo un aumento de autolesiones e intentos de suicidio en la población juvenil.

Detrás de cada uno de estos números hay un drama. Un drama personal, familiar y social, que se vive en silencio e invisibilizado. Es una situación que deja familias rotas de dolor y culpa por sentir que no han podido identificar lo que estaba pasando y no haber podido ayudar a su familiar para evitar el fatal desenlace.

Lo cierto es que al ser un tema tabú, está rodeada de muchos mitos y poca información que pueda ayudar a identificar situaciones de riesgo. Por esto, este artículo está dirigido a arrojar luz sobre el suicidio y sobre los signos de alarma del mismo. 

Qué es la conducta suicida. Diferencias entre ideación, planes e intento de suicidio.

El suicidio es el acto por el que una persona se causa la muerte de forma deliberada, generalmente como consecuencia de un sufrimiento psicológico originado por eventos vitales o por trastornos psicológicos.

La conducta suicida es la culminación de un proceso que comienza con la ideación suicida. En la ideación suicida la persona comienza albergar el deseo y tiene pensamientos persistentes de querer acabar con su vida.Posteriormente a la ideación, se produce la planificación suicida, en la que la persona no solo tiene el deseo de acabar con su vida si no que construye un plan concreto para llevar a cabo el suicidio.

Por último, la persona lleva a cabo su plan autolítico.

¿Qué personas podrían tener un mayor riesgo de suicidio?

Existes determinados factores que influyen a la hora de consumar un suicidio y que pueden aumentar la probabilidad de que la persona:

  • Haber tenido un intento de suicidio previo, Este es el mayor predictor de futuras conductas suicidas.
  • Antecedentes de depresión u otro trastorno mental.
  • Antecedentes familiares de suicidio.
  • Antecedentes de abuso sexual en la infancia.
  • Desesperanza, esto lo podríamos entender como la convicción que tiene la persona de que sus problemas actuales son irresolubles y por tanto no puede salir de su situación.
  • Abuso de drogas y alcohol.
  • Tendencias impulsivas o agresivas.

Mitos acerca del suicidio

Cómo decíamos más arriba el suicidio es un tema tabú en nuestra sociedad y por ello está envuelto en muchos mitos. Para aclarar estos mitos vamos a hacer una revisión de ellos y veremos cual es la implicación real de cada uno de ellos:

  • La persona que dice que se quiere suicidar no lo hace: Este mito conduce a minimizar el riesgo y a no prestar atención a la persona que está en riesgo. Considerando que las manifestaciones que hace la personas son chantajes emocionales y manipulaciones.
  • El que intenta suicidarse es un "cobarde” o la persona que se suicida es un "valiente”: El suicidio no es equiparable a una característica persona como la cobardía, la generosidad, la simpatía o cualquier otra cualidad personal. Las personas que se suicidan son seres sufrientes más allá de sus características personales.
  • El que se quiere suicidar no lo dice: Esta idea lleva a no prestar atención a las manifestaciones que hace la persona. Las estadísticas nos dicen que 9 de cada 10 personas que se suicidan manifiestan claramente sus propósitos suicidas y la otra persona deja entrever sus intenciones de forma velada.
  • Hablar del suicidio con una persona que está en riesgo, le incita a hacerlo: Todo lo contrario, hablar con la persona sobre el suicidio reduce el riesgo y además puede ser la única herramienta para que reconsidere su postura y se encuentren otras vías de resolución de los problemas.
  • El que se suicida desea morir: Es una forma de justificar la muerte por suicidio, pero en realidad el deseo de suicidio es ambivalente, por un lado la persona desea morir si su vida continúa sumida en el sufrimiento, sin embargo si se producen pequeños cambios en ella que la mejoren entonces desea vivir.
  • Todo el que se suicida es un enfermo mental: Si bien es cierto que las personas con enfermedad mental se suicidan con más frecuencia, no todas las personas que se suicidan son enfermos mentales. Hay personas que toman esta medida cuando se ven superadas por problemas (económicos, familiares, desahucios, pérdidas de seres queridos,etc). Este mito nos permite creer que si no desarrollas un trastorno mental entonces nunca habrá riesgo de suicidio.


Señales de riesgo de suicidio.

A pesar de que haya mitos que giran entorno a las señales de suicidio, en la práctica sabemos que muchas de las personas que están en riesgo manifiestan señales que son predictoras de su intención suicida.

Estas señales son tanto verbales como no verbales y emocionales:

Verbales:

Entre estas señales encontramos comentarios finalistas como: “no puedo más”, “así no se puede vivir” , “soy una molestia pero dejaré de serlo pronto”, “no quiero ser una carga para nadie”, “mi vida es un fracaso”,”la vida no vale la pena”, Etc. Todos estos comentarios si bien no siempre significan que las personas que los emiten vayan a suicidarse, lo cierto es que tenemos que prestar atención a estas afirmaciones.

Por otro lado, algunas personas expresan abiertamente sus intenciones de suicidarse o incluso hablan de sus planes suicidas.

Otra señal verbal de riesgo son las despedidas que la persona puede hacer, por ejemplo despedidas cariñosas cuando esto no es propio de la persona, también puede retomar el contacto con familiares lejanos para despedirse.

Conductuales:

Estás señales son aquellos comportamientos que la persona realiza previamente al suicidio. Son lo que llamamos las conductas de cierre y están orientadas a cerrar temas pendientes. Entre éstas encontramos:

  • Regalar sus pertenencias o enseres valiosos.
  • Cierre de sus redes sociales.
  • Gestionar temas burocráticos como puede ser seguros de vida o testamentos.
  • Elaborar cartas de despedida.
  • Realizar gastos económicos innecesarios o exagerados.
  • Evitar el contacto con amigos o personas cercanas.

Señales emocionales:

En algunas ocasiones son estas señales las que pueden dar la medida del riesgo, ya que como apuntábamos anteriormente 1 de cada 10 personas que se suicidan no dan muestras evidentes de sus intenciones, y son estas señales menos evidentes las que nos pueden poner sobreaviso. Entre las señales emocionales encontramos las siguientes:

  • Cambios en el estado de humor.
  • Sentimientos de desesperanza.
  • Se muestran más ansiosos o agitados.
  • Presentan embotamiento emocional, es decir, incapacidad para experimentar emociones.
  • Sentimientos de rabia.

Cómo actuar ante una persona que quiere suicidarse.

Si una persona sospecha que un ser querido, puede estar presentando señales de riesgo suicida, a continuación establecemos una serie de recomendaciones para actuar y abordar la situación:

  • Mantenerse atento a las señales y mostrar calma: Valora si la persona está presentando señales de alarma, si se ha visto inmerso en una situación que no puede gestionar o si se podría ser una persona de alta probabilidad en base a los factores descritos.
  • Hablar con la persona: De forma abierta y honesta hablar sobre si está albergando esta idea y si tiene un plan para llevarlo a cabo.
  • Valorar el riesgo y decidir que hacer: si presumimos que el riesgo es elevado, debemos recurrir a los servicios de urgencia para buscar ayuda de forma inmediata.
  • Eliminar todo posible acceso a métodos de suicidio: Retiraremos fármacos, cuchillos, cuerdas y todo aquello que la persona podría tener al alcance para llevar a cabo su plan. En este punto también preguntaremos a la persona si tiene algún objeto escondido que forme parte del plan.


suicidio

  • No dejar sola a la persona: acompañar a la personas hasta el momento en que pueda obtener ayuda profesional.
  • Contactar con personas del entorno: Es posible que necesites ayuda de otras personas para tomar decisiones. Padres, hermanos, pareja o amigos de la persona que está en riesgo te podrán ayudar a manejar la situación.Por tanto no te comprometas con la persona a mantener en secreto sus intenciones.
  • Contactar con los servicios de urgencia, ellos también te asesorarán sobre que acciones debes hacer. También sería importante que pudieras contactar con otros organismos de ayuda a personas en riesgo de suicidio.
  • Mantenerse involucrado: El apoyo social es muy importante para las personas que albergan ideas suicidas. Presta tu ayuda en cuestiones cotidianas y comparte tu tiempo y actividades con la persona más allá de la situación de emergencia.


Qué no hacer antes una persona con riesgo suicida.

Si te encuentras en una situación donde una persona está en riesgo suicida, hay determinados comportamientos que no debes hacer.

  • No rehuyas ni minimices el problema: A pesar de ser una situación difícil de manejar, no dejes a la persona sola ni minimices la situación incluso aunque la persona comente sus intenciones en tono de broma.
  • No evites preguntar: Aunque hablar sobre ello pueda resultarte incómodo o te genere malestar, no evites preguntar abiertamente y conocer detalles sobre el riesgo.
  • No sermonees: Muchas veces en estas ocasiones no sabemos que decir y se recurre a argumentos del tipo “la vida es muy bonita”, “si tienes todo para ser feliz”, etc. Esto no ayuda a la persona todo lo contrario le hace aún sentirse más frustrado.
  • No juzgues: La persona en riesgo de suicidio necesita sentirse escuchado y aceptado. No le critiques, ni le hagas sentirse culpable o inadecuado por sentirse como se siente, ni por albergar ideas de suicidio.
  • No lo mantengas en secreto: No te comprometas a mantener sus intenciones en secreto aunque eso suponga una ruptura de su confianza en ti. Más adelante podrás recuperar su confianza, ya que aunque en el momento se pueda sentir traicionado a la larga verá que gracias a tu ayuda pudo salvar la vida.
  • No tomes toda la responsabilidad: comparte tus miedos y preocupaciones con tus allegados y pide ayuda a las personas del círculo de la persona para que participen la gestión de la situación y posteriormente en el proceso de recuperación de la persona.


Como conclusión, podemos decir que las personas en riesgo de suicidio comunican, en casi todos los casos, sus intenciones de forma manifiesta o sutil, por lo que tenemos que estar atentos a estas señales sobre todo si la persona presenta un riesgo o está atravesando una situación por la que se siente superado y no encuentra la forma de gestionarlo.

A pesar de la complejidad de la situación, nuestro apoyo, ayuda y decisiones pueden ser cruciales en la prevención del suicidio.

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Referencias bibliográficas: