Con la llegada del verano, llega el calor, se abren las piscinas, nos apetece más estar en la calle disfrutando del sol en compañía de los amigos, salimos de tapas y, con la llegada del verano también llegan las ansiadas vacaciones de verano.

En la mayoría de las ocasiones, las vacaciones representan un momento importante y esperado de nuestras vidas. Además, es un momento que esperamos con ansia durante todo el año. En ellas solemos reflejar una serie muy diversa de expectativas, tal como: realizar ese maravilloso viaje que a veces llevamos meses planeando, pasar más tiempo con los seres queridos y poder realizar con ellos las actividades que la cotidianidad nos roba.

A su vez el periodo vacacional supone un periodo de calma y sosiego, donde es la propia persona la que marca sus ritmos, ajena a la presión diaria de la rutina laboral. Asimismo, se tiene la posibilidad tanto de realizar aquellas tareas que por falta de tiempo ha ido postergando como de simplemente disfrutar de la pereza.

Aunque lo pueda parecer, las vacaciones no son maravillosas para todo el mundo. Es más, para muchas personas también supone ciertos quebraderos de cabeza. Entre otras cosas porque pasa a modificarse sustancialmente su status quo, por ejemplo, con el fin del curso escolar y la presencia de los niños todo el día en la casa y la necesidad de su cuidado y atención.

Este paro en la rutina escolar marca un cambio en la dinámica de toda la familia y en algunos casos hace que se deba pedir colaboración de familiares para que puedan hacerse cargo de los pequeños. Como hemos comentado, debido a la dificultad actual de las familias para conciliar vida laboral y familiar.

Otras familias, sin embargo, optan por apuntar a los hijos a actividades de verano, desde cursos hasta campamentos, donde se mantienen ocupados y pueden socializar y disfrutar con otras personas de su misma edad. Para ello hay que tener en cuenta las inquietudes y apetencias de los pequeños, escucharlos activamente a fin de no imponerles actividades que pudieran no desear.

Cuando las vacaciones o el paro de la rutina generan malestar o ansiedad podríamos hablar de síndrome vacacional.

En la entrada hablaremos sobre qué es el síndrome vacacional, qué es el síndrome posvacacional y qué implicaciones tienen ambos en la vida de las personas que lo sufren.


¿Qué es el síndrome vacacional?

Pero si bien las vacaciones son el objeto de deseo de casi todos, también por sí mismas son un componente generador de estrés y ansiedad. Entre otras cosas pueden provocar discusiones entre las parejas, sobre los destinos y las maneras de realizar las vacaciones, ya sea por el alojamiento, el presupuesto a invertir, los días, las actividades, el equipaje, etc.

Además, cuando llega el día ansiado, nuevamente el estrés se dispara debido al momento del desplazamiento, donde el nerviosismo y la irritabilidad son la norma. Esto es así porque surge el estrés de no querer perder el avión, se desea evitar el atasco, etc. y, además, se sufre el agotamiento de viajes largos, tanto física como mentalmente.

En otras palabras, el síndrome vacacional ocurre cuando no podemos adaptarnos al día a día del periodo vacacional, ya que esto implica tener que dejar a un lado la rutina cotidiana. Esto da lugar a estrés y ansiedad.

Algunas investigaciones como la de Korstanje (2015) incluso ponen de manifiesto que después de las vacaciones se producen un gran número de divorcios. Entre otras cosas, las parejas que están en crisis pueden ver acelerado su proceso por el estrés de las vacaciones.

¿Cómo evitar el síndrome vacacional?

Para evitar todos estos problemas debemos tomar una serie de consideraciones. A continuación, te mostramos algunos consejos para intentar evitar el síndrome vacacional:

  • Escuchar los deseos y opciones de todos los implicados. Ya sea familia o grupo de amigos se debe llegar a consensos que sean del agrado común. También es importante tratar de tener una planificación previa de las cosas importantes. Por ejemplo, es relevante tener en cuenta los billetes de avión o tren, el cuidado de los niños, etc. De esta manera estas cosas no supondrán un peso e incertidumbre constantes durante el viaje y evitarán posteriores confrontaciones.
  • Para los conductores de largos viajes la recomendación es tranquilidad y descansos durante el viaje. Es vital disfrutar del mismo, verlo como parte de las vacaciones y no como un trámite estresante. Además, si es posible puedes buscar otro conductor entre los pasajeros compartir el viaje podría ser una gran opción.

¿Cuáles son sus síntomas?

Pero sea como sea, finalmente llega la vuelta al trabajo, y con ello el periodo conocido como “síndrome post vacacional”. Este síndrome suele durar unas dos semanas a lo sumo, en el que nuestro cuerpo y mente tiene que volver a adaptarse a las exigencias del trabajo.

Los síntomas del síndrome posvacacional son bien conocidos por todos: depresión, irritabilidad, apatía, tristeza, dolores musculares, insomnio, ansiedad, falta de concentración, melancolía...

Todo esto es generado por el cambio de patrones de conducta durante las vacaciones, puesto que cambiamos hábitos de sueño, tendemos a dormir más, nos acostamos y levantamos también más tarde, los patrones de alimentación cambian, no estamos presionados por el reloj y realizamos las actividades más relajadamente.

¿Qué podemos hacer para evitar el síndrome posvacacional?

Para tener una aceptable vuelta al trabajo y no padecer un acusado síndrome posvacacional, es recomendable:

  • Unos días antes de que se produzca la vuelta al trabajo ir ajustando los patrones de sueño y alimentación a los habituales durante la jornada laboral.
  • Hacer coincidir la vuelta con un día a media semana, así nos adaptaremos y tendremos tiempo para descansar en el fin de semana.
  • Mantener una actitud positiva, pensando que la vuelta al trabajo es un reencuentro con nuestras costumbres y con nuestra normalidad.
  • No mortificarnos con que queda todo un año para las próximas vacaciones.
  • Darnos tiempo para estar óptimos en nuestras tareas, es normal no estar centrado los primeros días de trabajo, por lo que no debemos culparnos por cometer errores.
  • Disfrutar del tiempo de ocio.


En resumen, podríamos decir que el síndrome vacacional es más desconocido que el posvacacional. Sin embargo, esto no debería hacer que fuera menos importante. Si te vas a ir de vacaciones te recomendamos que tengas en cuenta tantos las recomendaciones para evitar el síndrome vacacional como las recomendaciones para evitar el síndrome posvacacional.


Referencias bibliográficas:

Korstanje, M. E. (2015). Cuando viajar no es un placer: El divorcio en vacaciones. Antropología Experimental, (15). Recuperado de ujaen.es