El trastorno de ansiedad generalizada, en la mayoría de los casos es un trastorno multifactorial. Es decir, la ansiedad generalizada es el resultado de la interacción de diferentes causas y no solo el resultado de un único factor.
Entre las causas que están en la base del TAG encontramos las siguientes:
Sí, existe una predisposición genética para desarrollar este trastorno, de hecho, se estima que un tercio del riesgo de padecer trastorno de ansiedad generalizada lo encontramos en la genética.
Por eso generalmente diferentes miembros de una misma familia presentan preocupaciones patológicas. Esto efectivamente sugiere que hay un componente genético.
Los estudios realizados con gemelos, también van en esta línea.
Los gemelos idénticos, es decir aquellos que comparten todos sus genes tienen tasas más altas para el TAG que los gemelos no idénticos que comparten aproximadamente la mitad de sus genes.
Los desequilibrios en ciertos neurotransmisores como la serotonina o el GABA, que están involucrados en la regulación del ánimo y la ansiedad, parecen tener un papel en el origen y desarrollo del TAG.
Por otro lado, algunas investigaciones indican diferencias en las estructuras y funcionamiento de ciertas áreas del cerebro, como el sistema límbico.
Esta estructura está asociada a la regulación de las emociones y la respuesta al estrés.
Las personas que tienden a ser nerviosas, sensibles o tienden a percibir el mundo de forma más negativa, son más susceptibles a padecer TAG.
Estos rasgos influyen en como la persona percibe y reacciona ante las situaciones que vive, aumentando la probabilidad de experimentar ansiedad generalizada.
Otro rasgo psicológico que se ha relacionado con la ansiedad generalizada es la afectividad negativa, esta es una característica de la personalidad que implica la tendencia a experimentar emociones negativas como tristeza, ansiedad o disgusto con más frecuencia e intensidad en comparación con otra persona.
Las personas que presentan afectividad negativa presentan una mayor probabilidad de desarrollar TAG.
Los estilos de apego desarrollados durante la infancia también pueden influir.
Por ejemplo, un estilo de apego ansioso lleva a una mayor sensibilidad para la percepción de amenazas en el entorno, lo que contribuye a la ansiedad generalizada.
Los estilos de crianza sobreprotectores o la exposición a situaciones ansiosas o estresantes durante la infancia como las fobias específicas, la timidez extrema o la ansiedad de separación, pueden sentar las bases para el desarrollo del TAG.
Los eventos vitales negativos, como la pérdida de un ser querido o problemas de salud, también pueden desencadenar ansiedad generalizada.
El estrés crónico que se puede derivar por condiciones laborales de gran presión, conflictos interpersonales continuos o las responsabilidades por las que nos sentimos sobrepasados también pueden desencadenar la ansiedad generalizada.
Las condiciones de vida estresantes, como los ambientes en los que hay mucha incertidumbre o inestabilidad constante también pueden ser los detonantes del trastorno.
El trastorno de ansiedad generalizada a menudo coexiste con otros trastornos psicológicos.
La presencia de estos trastornos requiere que el tratamiento o terapia psicológica sea más amplia e integre esos trastornos asociados.
Los trastornos que coexisten junto al TAG son otros trastornos de ansiedad como el pánico, la ansiedad social, la ansiedad por separación.
También encontramos trastornos del estado del ánimo como la depresión.
También se han identificado trastornos relacionados con la conducta alimentaria y adicciones a sustancias como el alcohol o las drogas.
Escrito por Sara Montejano Martín, Psicóloga General Sanitaria.